Madrid, la ciudad después de dormir

El frío, la noche y las risas caminando por la calle Fuencarral
El frío, la noche y las risas caminando por la calle Fuencarral

Ya son siete los días que he despertado en Madrid y estoy un poco perdida con el horario. Pasé un día entero entre vuelos y escalas; desayuné, almorcé y cené mientras volábamos, pero sin estar muy clara en las horas. Cuando llegué y al poco rato sentí hambre, no sé si era porque me tocaba comer o porque mi cuerpo estaba ya tratando de ajustarse a todo. Lo mismo me pasa con la madrugada y las tardes. Tengo sueño todo el tiempo y nunca sé bien qué hora es, ni me inquieta mucho. Duermo cuando me da sueño y escribo, como ahora, cuando se supone que debo estar dormida. Me gusta un poco esta falta de ritmo y costumbre.

La ciudad me ha recibido con una primavera fría; parece que el clima anda desajustado y cambiando los planes de la gente. El primer día todo era cálido bajo los 14 grados que luego se convirtieron en ocho y seis, hasta anoche que me despertó el frío de dos grados para no dejarme dormir más. Decían que hoy iba a llover, pero el cielo está azul y el sol le hace juego.

He tratado de meterme en la rutina de Madrid, algo que no me ha costado demasiado. Desayunas, trabajas un poco, almuerzas, haces la siesta, bajas a comprar pan, notas que hace falta jugo y lo compras también. Lees por las noches, ves películas sin orden. He dormido mucho, lo sé, y aunque afuera la ciudad está esperando que salga y la camine, yo he optado a verla como si todos estos días fuesen domingo.

En Madrid, todo me lleva aquí
En Madrid, todo me lleva aquí
Arte urbano en Fuencarral
Arte urbano en Fuencarral

Lo más inesperado de esta semana, fue que asistí a un acto escolar donde los niños hacían exposiciones en inglés de todos los países que conforman la Unión Europea y cerraban cantando el Himno a la Alegría. Me paseé por los salones probando chocolates de Bruselas, pizzas de Italia, postres de Malta, té de Gran Bretaña y, con cada visita, me sellaban un pasaporte como constancia de mi viaje por los pasillos. No dejaba de maravillarme la coincidencia. Estoy en Madrid porque es mi comienzo de un viaje por Europa por varios meses y, de repente, estoy en un colegio, haciendo ese mismo viaje, escuchando de los niños lo que me espera por ver y recibiendo mapas y guías turísticas para que no me pierda. Dicen que el viaje comienza realmente mucho antes de partir y es cierto.

Madrid es como estar en casa, aquí nunca tengo prisa. Hace unos años, cuando la vi por primera vez, tenía la urgencia de grabármela por siempre. La siento cercana y ahora saboreo con lentitud todo lo que sucede a mi alrededor. Camino sin orden, sin horas, sin destino fijo, a un paso ajeno a mi agite caraqueño. He descubierto una gracia particular en detenerme a ver los balcones y los abrigos de las personas, sus pasos apurados y la rapidez con la que hablan. En dos ocasiones presté atención a una conversación en el metro que nada tenía que ver conmigo y leí al menos una página del libro del señor que estaba sentado a mi lado. He caminado bajo una lluvia que me amenazó con un catarro y he estado aquí, en el frío del sofá, viendo como afuera el cielo está azul.

La Primavera, sin más
La Primavera, sin más

Vuelvo a dormir y salgo para encontrarme con mis amigos y sus risas; para volver a caminar y contarnos historias, para tropezarnos con el sabor de un vino tinto en el Mercado de San Miguel, en el de San Antón; para cantar y aplaudir en un festival de música unplugged; para volver a reír en la sala de cine mientras vemos «8 apellidos vascos».

Madrid es, como dice la canción, el sitio de mi recreo. El lugar donde duermo sin culpas, sin horas, sin prisa y que me hace encontrarme con una ciudad distinta cada vez que salgo a verla. Entre tantas nubes, árboles, ruido y vidas, no hay espacio alguno para el aburrimiento, aunque sí para el frío extraño de esta primavera.

PARÉNTESIS. Esto que me he sentado aquí a escribir (en el sofá de la casa de los amigos que me reciben y me soportan en Madrid) es un texto armado por partes. Hay párrafos que escribí en mi libreta al bajarme del avión y en la madrugada de estos días; otros que dejé sueltos en algún correo y otros que surgieron aquí mientras le daba coherencia.

PUNTOS SUSPENSIVOS. Estaré tres meses viajando por Europa y mi viaje ha comenzado el 20 de marzo, día internacional de la Felicidad y día oficial de la llegada de la (fría) Primavera. En septiembre de 2013, cuando compré ese boleto Caracas-Madrid por tener la tarifa más económica, no sabía yo que la fecha estaba marcada en el calendario como una de las más alegres, o eso me parece. Para mí es suficiente.

12 respuestas a “Madrid, la ciudad después de dormir”

  1. Me siento identificado con esos horarios. Por mucho que me digan que no son buenos horarios yo no concibo la vida por el momento sin largas y entretenidas noches mientras el resto de la ciudad duerme.

    Un abrazo.

    Pd.: Acabo de descubrirte y empezaré a seguir tus escritos.

  2. me encanta viajar así, como tú lo haces!! camuflada entre la gente y aprovechar de vivir, por unos días, como ellos… es una manera distinta de turismo y puedes darte cuenta si hay una conexión o no con el lugar!! lo bueno es que acabo de tener un viaje de 2 minutos por Madrid y no tuve que gastar en el pasaje!!!
    un abrazote mi adri!! eres la mejor!

  3. Definitivamente eres una viajera de incógnito… te mueves como los espías, sin que nadie se percate que estás de paso, no eres una «guiri» como llaman a los turistas acá, que rozan en la obviedad y el cliché turístico y eso hace que viajar entre letras contigo sea todo un placer.

  4. De verdad describes Madrid tal cual es! Tuve el privilegio de vivir Allá en 2007 y por razones familiares tuve que volver a venezuela! Madrid es así es alegría es nostalgia es descanso es trabajo duro pero sobre todo es autentica!

  5. Felicitaciones Adriana por tus artículos, me gusta compartir contigo la pasión por viajar, lo he hecho en muchas oportunidades, pero, quisiera convertir esa pasión en modo de ganarme la vida, no se por donde se debe empezar, ni se que hacer para lograrlo, de lo que estoy segura es de que es mi gran Pasión ! Un abrazo, si sabes como ayudarme por favor escríbeme, GRACIAS

  6. Cada vez que escribes de Madrid automáticamente leo el articulo, porque me trasporto con cada descripción a sus calles de un modo que, siento revivir de modo exacto lo que es recorrer sus calles, yo me enamore de Madrid….

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