Me regalaron «El diario de Ana Frank» cuando cumplí quince años. Era un libro usado y de páginas amarillas que había que pasar con cuidado; una edición vieja, pero bien guardada y que aún atesoro. Recuerdo haber leído la historia de Ana con avidez adolescente, con inocencia y con amor. Lloré por su edad tan cercana aSigue leyendo «La casa de Ana Frank»