Volver a Los Roques, siempre

A veces escribo con egoísmo, como cuando uno va a ver el mar. Te sientas en la orilla y dejas que la mirada se pierda; no piensas, no buscas, no cuestionas. Solo existe una contemplación silenciosa de los azules y de la calidez de la brisa. No hay nada más allá que ese momento, nada másSigue leyendo «Volver a Los Roques, siempre»

El Gran Roque, cuando todos se van

El primer vuelo llega a las seis y media de la mañana, puntual con el amanecer. Aterrizar en esa pista pequeña, con la brisa despeinando todos los sentidos y el mar azul, azulísimo de fondo, hace creer que cualquier cosa que venga después, no nos va a caber en la memoria. Los carretilleros esperan impacientesSigue leyendo «El Gran Roque, cuando todos se van»