El barco se mueve con la corriente y se siente un temblor leve, que es constante. Hace unos días se inclinaba hacia la izquierda o la derecha y era necesario agarrarse a la baranda de los pasillos para mantener el equilibrio, pero a veces, cuando no estabas en el pasillo, tenías que colocar la manoSigue leyendo «Delirios a bordo de un crucero por el Mar Caribe»