Día de muertos. El día comenzó temprano. Yo por querencia y Fernando por orgullo, decidimos que el primer destino dominical sería la Basílica de la Guadalupe. Había que rodar un poco y mejor así, porque en el camino me iba explicando cualquier cosa que se nos atravesara. Era tan temprano que las calles estaban casi vacías,Sigue leyendo «Ciudad de México: hay que volver»