Ámsterdam es una ciudad especial para mí. Que sus edificios se levanten alrededor del río Amstel, le da un aire de postal por donde sea que se le mire. Y eso es lo que me pasa cada vez que vuelvo: que quiero detenerme en todas sus escenas, ver como su gente hace vida sobre el agua, sortear el paso veloz de las bicicletas; revisar el mapa una y otra vez buscando calles por las que no he caminado, vidrieras que no he visto, museos a los que no he entrado, historias que no me sé; además de intentar una, dos, tres, quinientas fotos de sus reflejos en el agua, de su diversidad. Si algo tiene esta ciudad es que es absurdamente fotogénica e insomne y por eso es mejor planificarse bien para no perderse de nada, sobre todo si van por pocos días. En Tours & Tickets Ámsterdam hay muchas opciones de tours y entradas a sitios de interés, a buenos precios, que bien vale la pena revisar.

No sé entender las ciudades sin sentir su energía en el cuerpo. Quizá pueda ser una afirmación un poco hippie, pero es lo que me pasa. No importa cuántas veces regrese, lo primero que siempre voy a contar de Ámsterdam es sobre esa vez que caminé por el Barrio Rojo a las dos de la mañana o cómo, en otro viaje, no supe que era Semana Santa y la ciudad estaba desbordante de gente y tuve que irme a las afueras a buscar un poco de tranquilidad y que fue allí, sola en una habitación de hotel, donde estallé en fiebre y lo único que logró reconfortar el malestar fue irme, al día siguiente, a recorrer los canales en un bote como quien intenta colarse en la vida de quienes se asoman a las orillas del río. Entonces, termino esa historia diciendo que la fiebre me dio porque el día anterior hice cuatro horas de fila bajo lluvia y brisa fría, para entrar a la Casa de Anna Frank y que eso era lo único que me importaba en ese momento.

Ir en crucero por los canales de Ámsterdam es una idea relajante
Porque es la mejor manera de apreciar sus fachadas y colarse en otras vidas

Además, es una ciudad que da para todo: puedes recorrer sus calles a pie, en monopatín o alquilar una bicicleta para tratar de mimetizarte en una ciudad que pedalea veloz. Basta con detenerse en cualquier esquina y ver cómo peatones, carros y bicicletas se entrecruzan a un ritmo que solo es posible allí. Pero una de las maneras más calmadas de apreciar las fachadas y de disfrutar la historia, es haciendo un crucero por los canales de Ámsterdam. Solo así se podrá entender por qué la llaman la Venecia del Norte; además de tener un paseo relajante que no requiere ningún tipo de esfuerzo más que el de asegurarnos de tener buenas fotos para el recuerdo. Como verán, nada me seduce más que esa vida de ciudad vibrante sobre el agua, tan llena de colores y sonidos distintos a los míos.

¿Qué ver a los alrededores de Ámsterdam?

Sin duda, una de las excursiones que más llaman la atención fuera del centro de Ámsterdam es visitar los campos de tulipanes. Son paseos que se pueden hacer solo en primavera, que atraen a miles de turistas, elevan los precios y que se convierten en experiencias llenas de color. Uno de los jardines más famosos es Keukenhof, a 40 minutos de Ámsterdam y con millones de tulipanes para perderse. No exagero: son casi 7 millones de tulipanes que se plantan a mano cada otoño. Otros de los campos más conocidos son los de Bollenstreek y las zonas de Flevoland, West Friesland o Zelanda.

Pero más allá del colorido de las flores, están también los molinos de viento y que nos regalan otras escenas dignas de postales. Si eso lo mezclamos con la experiencia de ir a las fábricas donde se hacen los famosos quesos holandeses o ver de cerca cómo crean los zapatos de madera que tanto aparecen en las fotos, entonces la experiencia será completa. Puedes planear diferentes visitas por los Países Bajos y darte cuenta que los paisajes parecen sacados de cuentos, que son museos al aire libre que vale la pena recorrer con calma para luego volver a la capital y perderse entre las calles, los innumerables cafés e increíble gastronomía. ¿Lo mejor? Que estas excursiones quedan a muy poco tiempo de Ámsterdam, que se puede ir con guía para aprender la historia y que muchos de sus recorridos también se pueden hacer en bicicleta para sentirnos como un local más.

Los molinos de viento en Zaanse Schans

Antes de visitar Ámsterdam, puedes darle un vistazo a estas 10 cosas que quizás no sabes de la ciudad y así te animas a recorrerla con el instinto bien puesto. Para mí es una de las ciudades más bonitas de Europa a la que provoca volver una y otra vez. Siempre tan distinta, con tanto por contar.

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