¿Alguna vez han visto el concierto que dio el cantante colombiano Andrés Cepeda desde la Catedral de Sal en Zipaquirá, Colombia? Fue una transmisión en vivo, en esos meses de pandemia. Yo me enteré de eso casi dos años después, pero cuando me tropecé con la imagen colorida y con ese despliegue de acústica en una construcción natural tan rara, me pareció hasta romántico. De esto les hablo:

Vamos, que a mí me gusta mucho la voz de Andrés y dejarles su música aquí me pareció una buena manera de comenzar. Lo cierto es que estuve en Bogotá un mes antes de que comenzara el confinamiento en 2020 y aunque ya había visitado la ciudad en otras ocasiones (escribí esta guía para recorrerla a mi manera) fue en ese viaje que llegué hasta Zipaquirá y conocí la Catedral de Sal, la primera de las siete maravillas de Colombia. Así la llaman.

Zipaquirá está entre las montañas, a 29 kilómetros de Bogotá y es conocida como la capital salinera de Colombia, pues es el producto que más se explota en la zona. Es por eso que su mayor atractivo sean las minas de sal, museos que explican su historia, edificios antiguos, pero sobre todo la Catedral que fue construida desde 1991 -60 metros por debajo de una antigua catedral que data de 1932. Es decir, no solo vamos a un sitio que ya es curioso en sí: una construcción en las profundidades de una mina; sino que además entramos a un mundo que mezcla la fe y la visión de negocio.

Mi recuerdo al caminar dentro de la Catedral de Zipaquirá es la impresión de entrar a un mundo subterráneo. La inmensidad de la tierra sobre nosotros me hacía pensar en otra escala. Estamos hablando que bajamos a 180 metros bajo la superficie y que ahí abajo funcionan bien ascensores, wifi, negocios que venden joyas, comida y más. Iba en un grupo guiado y me contaron todo sobre el recorrido del viacrucis. ¿Interesante? Sí. Pero mi mente tenía fija la idea de estar en el estómago de una montaña salada y eso era más fuerte que la historia. Podía ver lo natural por encima de cualquier atracción: la de seguir unas huellas de sal, hacer la ruta del minero, mostrar las destrezas en un muro de escalar o hacer todo el camino en bicicleta. La Catedral de Sal es increíble por su concepción natural. Todo lo demás, es un coqueteo bien logrado.

Cómo llegar a la Catedral de Sal desde Bogotá

En transporte público. Es la vía más económica. Puedes tomar un bus desde el terminal del Salitre o la estación de Transmilenio del Portal Norte. Tienes que estar atento a quedarte en la carrera 15 con calle 4 (Parque de la Esperanza) y una vez allí puedes caminar 15 minutos hasta la Catedral de Sal o tomar un taxi.

En tren. Lo puedes tomar desde la Estación de la Sabana, en la calle 13 con carrera 18. Si eliges esta opción, pasarás por Usaquén, La Caro, Cajicá y luego, Zipaquirá. Al igual que si vas en bus, una vez llegues a la estación puedes tomar un taxi o caminar por unos minutos.

Si estás buscando más comodidad, te recomiendo esta excursión a la Catedral de Sal de Zipaquirá, desde Bogotá. La experiencia será de 7 a 9 horas, con un guía en español y te incluye el transporte, la entrada y un vistazo al pueblo.

¿Qué más debes saber sobre tu visita a la Catedral de Sal?

  • Tienes tres tipos de pasaportes o entradas: Básica (20USD$), Standard (23USD$) y Premium (27USD$) Todas incluyen audioguía y la opción más costosa te da acceso a todas las atracciones, además de un tour por Zipaquirá. El recorrido básico tiene dos horas de duración.
  • La Catedral forma parte del Parque de Sal. Es la atracción más visitada.
  • Puedes hacer el recorrido guiado en bicicleta. Todo se adquiere allí mismo.
  • El horario es desde las 9am hasta las 5.40 pm que es la última hora de acceso. El cierre es a las 7 pm.
  • Los domigos se realizan dos eucaristías en la Capilla de la Virgen de Guasá. La primera a las 12 pm y la segunda, a las 1.30 pm.

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